Uno viene caminando, con o sin pensamientos ocupando la frente, cuando a lo lejos, digamos, distancia de, entre media y una cuadra, vislumbra a un conocido. Que a su vez lo vislumbra a uno mismo en el exacto mismo momento.
Caminan en misma dirección, más sentido contrario. Eventualmente se van a encontrar. Lo incómodo acá es: qué hace uno entre que vió al supuesto conocido y alcanzan la distancia culturalmente aceptable y correcta de "saludo" (alrededor de 1, a 3 metros) ?
Cabe destacar aquí que el momento es, naturalmente, más incómodo cuando media una relación superficial, de "conocidos". Léase, un vecino, un colega del trabajo con el cual no hay demasiada confiaza, el administrador del edificio, el portero, etc.
Supongo, serán muchas las estrategias para resolver este momento incómodo. Yo mismo tengo las "mías". Claro, aún no sé si son parte de un estandard de estrategias de mitigación de situaciones incómodas. Al momento no conozco estudio científico relativo a esta nimiedad. Seguramente usted tenga su puñado de estrategias. Pero como, a mí me resulta un problema sin solución infalible, enumero acá algunas, a fin de poder ilustrar, pero además, de contribuir a su ayuda (si se da el caso).
- La mirada concentrada al piso: consiste en realizar el trayecto demostrando una profunda concentración en pensamientos internos. Como quien está tratando de recordar una partida trunca de ajedrez mentalmente, o reflexionando acerca de la teoría de la relatividad general. Fruncir el ceño ayuda y apurar el paso, resultan buenas medidas en esta solución. Eventualmente, alcanzada la distancia, uno debe des-fruncir el ceño, no va a ser que el otro tome el saludo a mal.
- La mirada perdida de budha: consiste en intentar minimizar ese contacto visual que hubo con la otra persona, al demostrar que uno esta mirando todo a su alrededor. Luego de haber vislumbrado a la otra persona, se pasa a observar diferentes esferas de la realidad circundante: el cielo, las nubes, los edificios..., la persona que justo está limpiando el balcón del 5to piso de enfrente, el chofer de taxi que insulta al chofer de colectivo a escasos 20 metros, etc. A diferencia de la estrategia anterior, aquí es importante no denotar concentración, sino despreocupación, apertura mental, y una actitud positivo (o al menos neutral) hacia la vida. Al momento del saludo, uno puede (aunque no está del todo obligado) dibujarse una buea sonrisa y hasta cabecear un poco.
- Haciendo tiempo: en esta categoría entran diversas soluciones. Lamentablemente no se puede enumerar todas, porque básicamente dependen del contexto. Doy un ejemplo para que se entienda. La del celular. Son 50, 60, 90 metros que uno tiene que hacer tiempo. Saca el celular, aprovechando el hecho de que es bien sabida la alta tasa de intercambio de mensajes, hoy día. Y se pone simular estar leyendo un mensaje, o bien enviando alguno. No es necesario ni simular (podría uno enviar un mensaje realmente -que podría o no tener significado alguno, o bien ser un código para indicar a una persona, sí allegada, el hecho de estar pasando por un momento incómodo #7-). Ahora, si se tiene que simular, generalmente se recorre el menu del celular un par de veces, ida y vuelta y ya. En caso de no disponer del celular, o bien si ya se utilizó esta estrategia reiteradas veces con la misma persona, podríamos acudir a la creatividad, y a cualquier recurso que se disponga en el momento. Por ejemplo, una carta, un recibo de sueldos, una factura, cualquier papel que uno disponga en el momento podría venir a nuestro rescate. Por n-ésima vez uno podría "repasar" el monto y la fecha de vencimiento de la factura. Incluso en el ridículo caso de haberla pagado escasos minutos antes.
- Etc..
En fín. Espero haber expresado en términos comprensibles esta incomodida frecuente en nuestras interacciones sociales diarias.
Más momentos incómodos en próximos posts.
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